Al igual que otras llaves, esta técnica es más efectiva haciendo palanca con todo el cuerpo para asegurar la extremidad apresada. Algunas variantes atacan las articulaciones de la rodilla o la cadera y suelen incluir uso de fuerza para contrarrestar los músculos de esa zona, mientras que otros directamente atacan los ligamentos de la rodilla o del tobillo. Así mismo, pueden incluir varias posiciones de control de la pierna del oponente, aunque algunas de ellas son ilegales en algunas competiciones.
En entrenamientos, estas técnicas son aplicadas de manera lenta y controlada, y menudo no aplican una hiperextensión total para no causar daño. En su lugar, el defensor se rinde antes de que la llave esté totalmente desplegada. En aplicaciones de defensa personal, o cuando se aplican erróneamente o con demasiada fuerza, estas llaves pueden casuar daño en músculos, tendones y ligamentos, e incluso dislocaciones y fracturas óseas.
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